España, 2009.
Director: Pedro Almodóvar
En Almodóvar, la historia sólo es un pretexto para lo que verdaderamente quiere contar: una orgía permanente de estímulos visuales. Si su profundidad conceptual es limitada, no así su profundidad estética. Es ahí donde logra un abrazo con el arte que no se rompe nunca y que invita a dilatar la pupila en cada cuadro. «Las películas hay que terminarlas, aunque sea a ciegas», dice el protagonista. Bello eufemismo. Las imágenes de Almodóvar son una provocación constante. Incluso a ciegas.