jueves, 24 de julio de 2008

Volveremos a andar

Creo que nunca he perseguido tanto un disco como éste. A cacho Duvanced lo conocí a través de un amigo argentino hace unos 10 ó 15 años. Tiempo después lo escuché cantar en un pequeño café donde no había más de 30 personas. En aquella época el pago del cover desbarató mis finanzas por varios días. A pesar de que ahí mismo vendían el disco a un precio bastante decoroso, no tuve dinero para comprarlo. Lo he lamentado desde entonces. Me impresionaron sus letras, sus ritmos de rock con fusiones de tango, blues y algunas otras cosas. La suave mezcla entre una ironía fina y una melancolía que trataba de parecer banal me llenaron los sentidos. Nunca he tenido el disco, a Cacho creo que nunca lo volví a ver, pero fue tal la impresión que me causó su música que aún recuerdo algunas de sus letras, algunas completamente. Una camisa gris perdida que esconde una pérdida más profunda, un fantasma que regresa por un beso de fuego, un náufrago echando botellas al mar mientras un aeroplano con la destinataria pasa volando sobre él, uno que se consuela con saber que las nalgas de su abuela eran peores o que reclama haber perdido su libertad con un calzón en la bañera, una pequeña viajera que viene del infierno de algún Dante o una vindicación a seguir viviendo a pesar de la enfermedad, la vejez y la incontinencia son algunos de sus temas.
He mandado un mail a la casa disquera que editó el disco, si alguien sabe más, háganlo saber. Aquí sólo una pequeña memoria a aquel cantautor argentino y a aquel disco inencontrable y una adición a aquel deseo de: “Cuando me muera, voy a hacer gestos obscenos, al presidente y al clero por la televisión, espantaré sin clemencia a los dueños del planeta que son más malos que yo”.

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